Los “2 hijos de Francisco” debutan en Asunción
Zezé di Camargo & Luciano, fiesta sertaneja para 20 mil
A las 21:00 se inicia el concierto de la dupla brasileña en el Jockey Club.
Una de las duplas sertanejas más exitosas de Brasil, Zezé di Camargo & Luciano concreta esta noche su primer concierto en Asunción, y se estima que 20 mil personas colmarán la gran fiesta en el Jockey Club.
Los accesos abren a las 18:00, y el concierto arrancará a las 21:00, con el grupo paraguayo Los Castillos a cargo de la apertura.
Los hermanos Mirosmar José de Camargo (Zezé), de 50 años, y Welson David de Camargo (Luciano), de 39, cuya historia está narrada en la emotiva y taquillera película “2 Filhos de Francisco”; regresan hoy a Paraguay, tras los recitales que el jueves y anoche ofrecieron en Curitiba, también con expectativas de 20 mil seguidores.
La dupla realizará su tercera presentación en Paraguay, tras shows pasados en Ciudad del Este y La Paloma (Canindeyú). Los días 9 a 11 de octubre, los cantantes anticiparon su visita a Asunción para promocionar este recital.
Las entradas siguen en venta en todos los Puntos de Red UTS. Todos los accesos serán por la calle Cedro.
Orígenes humildes
El espectáculo abarcará unas 30 canciones, formando un repertorio seleccionado con los hits que marcaron sus 18 años de trayectoria.
Mirosmar y Welson provienen de una familia de orígenes humildes de Pirenópolis (Goiás). Su padre Francisco Camargo (hoy de 75 años) soñaba que 2 de sus 9 hijos se convirtieran en artistas sertanejos. El mayor (Mirosmar) inició su carrera musical en la década de 1970 junto a otro hermano, que después falleció en un accidente de ruta. Zezé siguió probando suerte como solista, hasta que en 1990 se unió a su hermano bautizado artísticamente como Luciano. En abril de 1991 lanzaron su primer disco, y el tema “É o Amor” conquistó todo Brasil.
Los 20 discos que sacaron vendieron encima de un millón de copias. En 2001 grabaron en DVD una versión de “La cautiva” de Emiliano R. Fernández, y en 2003 ganaron el Grammy Latino.
Fonte: La Nacion
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